conferencia de ciro najle

UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES
TEORIA ARQUITECTONICA DE LOS SISTEMAS COMPLEJOS
Ciro Najle
Junio 2008




01. SISTEMAS, QUE SISTEMAS?

La noción tradicional de sistema en arquitectura, omnipresente como categoría estructurante de más de una de las vertientes tardo positivistas desplegadas en los sesenta y en muy diversas teorías sobre la práctica urbana y arquitectónica desde entonces (particularmente en las economías de desarrollo industrial rápido y brutal como la japonesa en aquellos años, o en otras de desarrollo redundante de servicios como la inglesa en la ultima década) se funda sobre la idea de que los sistemas ensamblan relaciones organizativas para dirigirlas integradamente a un fin o a varios, de tal manera que la jerarquía entre ellos se halle preestablecida, fijada a priori.

La noción sesentista de la arquitectura de los sistemas tambien asume que los subsistemas participantes en un ensamblaje son inertes o pasivos, es decir que no tienen intencionalidad propia. No tienen propósitos divergentes o una variabilidad fuera de la necesaria, eficiente y predecible al fin global.

Su coordinación interna está así determinada segun un formato estructurado a priori, que es utilizado como plataforma de interrelación y segregación funcional operando desde arriba hacia abajo.

En tal contexto, las particularidades deben plantear coherencia y subordinación, o bien aceptarse como accidentales o como impredecibles, desdibujándose así su valor estructurante en sí y desde dentro.

Por último, según dicha noción, los sistemas son concebidos como mecanismo de control y determinación cuya realidad es entendida como algo externo o bien completamente interiorizado (o ambos), estableciendo bordes y diferencias cualitativas entre su interior (ideológico o idealizado) y su exterior (rechazado o despreciado).

Y así determinan su marco de relevancia (o de inserción) de manera reductiva y necia, totalizante y global. Tal concepción da a los sistemas una condición que es tan rígida como frágil. Los hace afirmativos mediante la exclusión, propositivos mediante la instrumentalidad a un fin, transformativos mediante la ideología, utópicos mediante la ilusoriedad.

Una postura de este tipo está caracterizada por una serie de atributos que no sólo son innecesarios sino que resultan paradójicamente no-sistémicos: la invariabilidad interna, la objetualidad de los componentes subsistémicos, la separación de estratos y funciones, jerarquías fijas y una estructura rígida.

Y una serie de categorías ilusorias vienen a compensar por las carencias que tales atributos implican. Así la categoría de lo móvil, la de lo variable, la de lo accidental, la de lo impredecible, la de lo fuera de control, la de lo inmaterial. Todas ellas se fundan en su opuesto, la idea de orden que se sostiene por exclusión de la diferencia, y se hallan sostenidas en un status ilusorio de alternatividad fantasmagórica, inasibilidad aparentemente mágica, y a veces amenazante.

Lo que le es común a tales construcciones modélicas en la arquitectura (enmascarada como urbanismo) en las últimas décadas no fue tanto su caracter sistémico como tal, tanto como la apropiación de una ética sistémica puesta a trabajar según una lógica de representación. Y su aparente alternatividad se basa aun en un modelo que ‘separa’ materiales (inertes) de procesos (mentales): ideas, ideologías, conceptos, estrategias, formulaciones, especulaciones, creatividad, innovación, genio, inconmensurabilidad, magia, o mito.

Parecería que a tal modelo materialista le ha faltado algo para realmente superar la captura representacional: involucrarse materialmente con lo incorpóreo.

Tal es el objeto de un materialismo vitalista y tal es el cometido de formular una teoría arquitectónica de los sistemas complejos: echar mano de manera directa y literal a la dinámica de los sistemas y a su complejidad emergente, determinar instrumentos, técnicas y marcos operativos y éticos concretos y entender la complejidad como medio de producción con alcances materialmente creativos y por ello adquirir un carácter de teoria metacrítica.

Tal teoría no representa la complejidad mediante una figuración meramente complicada de sus objetos, a modo de atajo, ni elude la racionalización de los problemas y conflictos que le son inmanentes a su sistemática.

Sin extenderme sobre los propósitos de una reformulación de la teoría de los sistemas (o mejor dicho sobre las motivaciones de una más precisa apropiación cultural) me voy a limitar a desplegar implicaciones sobre sus medios, sus categorías y sus instrumentos.

También voy a presentar una serie de contextos que puede decirse le otorgan un contexto de relevancia en el presente.


02. SISTEMAS COMPLEJOS

Segun Gregory Bateson, cualquier sistema biológico, es decir cualquier sistema cuya característica sea la presencia de vida (un animal, un enjambre de abejas, un vaso sanguineo o una ecología entera), y por extensión cualquier sistema complejo, puede ser descripto en términos de variables interconectadas, de modo que para la variación de una cualquiera de sus variables se producirán cambios en todas aquellas conectadas a esta.

Es decir todos los atributos en un sistema complejo se hallan interdeterminados: son interdependientes y mutuamente responsivos.

Un sistema complejo es entonces una maraña de reciprocidades múltiplemente concatenadas que configuran cascadas de relaciones causa-efecto, loops retroactivos y situaciones múltiples de priorización, coordinación e integración.

Es una red de relaciones entre causas y efectos, cuyo componente mas simple es la variaciones en grado de uno de los atributos o variables de sus muchos subsistemas, de modo que conectadas entre sí constituyen diferenciaciones organizativas globales.

Por estar dichas conectadas entre si, un sistema despliega complejidad, y responde a una multiplicidad de variaciones externas nolinealmente, generando diversidad interna mediante la integración de respuestas locales simples interrelacionadas.

De este modo un sistema vivo puede ser entendido como un sistema capaz de recibir información (es decir responder con la variación de sus variables), procesarla (es decir distribuirla a traves de su complejo de interconexión de variables), mediarla (es decir transponerla y modificar sus caracteristicas cuantitativas y cualitativas), absorberla internamente (es decir dispersar sus efectos mediante la acumulacion de flexibilidades locales), y ejecutar fuerzas en su medio ambiente como respuesta (es decir producir efectos e inyectar nuevas causas en su contexto).

Según este proceso, un sistema no puede hallarse en equilibrio perpetuo. Más bien se encuentra más o menos lejos de una situación de equilibrio, y solo provisoriamente.

Y en este contexto su comportamiento varía. Si en condiciones cercanas al equilibrio ‘outputea’ variaciones cualitativas y cuantitativas predecibles respecto de sus conditiones de ‘input,’ en condiciones lejanas al equilibrio sus efectos no pueden predecirse desde su condicion inicial. Y por tanto son irreducibles a ellas. De ahí que pueda hablarse de una capacidad (interna) a los sistemas por la cual generan sistemáticamente no solo diferencia, sino novedad.

Es decir: un sistema complejo es creativo y transformador en sí mismo, y no requiere (y de hecho rechaza cualquier reducción a) un discurso transformador externo, por cierto único, predecible y totalizante.

Más que discursos externos que ordenen, activen y dirijan a un fin a los sistemas (inertes), se requieren disparadores materiales y agentes mediadores que activen las relaciones internas en los sistemas (vivos) y las administren, maniobren, y dispongan cuantos fines ‘van constituyendo.’

Y es que un sistema complejo resulta incontrolable en sus efectos, pero no en sus causas ni en las condiciones en las que operan. Y es allí que el control (disciplinar) arquitectónico debe destinarse a operar.

Y sus efectos son también irreversibles, e irreducible a las dichas condiciones. Por lo cual cualquier modo de conocimiento lineal o método de producción automático que opere sobre el comportamiento de los sistemas sera sistemáticamente desactivado.

Otro tipo de conocimiento, otro tipo de acción se vuelven necesarios.

Entenderemos tal condición de los sistemas complejos como su condición meta-critica y su creatividad no-ideológica, su operatividad auto-organizante y superadora del método, su oportunismo cuasi-estratégico y trascendente al sujeto.

Mas adelante veremos los cambios que tal condición involucra en el rol del arquitecto como productor en tanto operador de sistemas complejos.


03. SALUD Y ENFERMEDAD SISTEMICAS

Cada variable en un sistema complejo tiene un umbral superior y uno inferior de variabilidad, que definen su rango o margen de tolerancia, rango dentro del cual puede decirse que funcionan saludablemente, es decir, son capaces de sostener el sistema desde una rutina local.

Fuera de este rango se desencadena una serie de efectos ‘no deseados’ (es decir no previstos según la rutina de comportamiento de sus variables) por los cuales el sistema se vuelve globalmente patológico y eventualmente muere.

O mejor dicho cambia de estado globalmente, mutando a otra condición de orden o distribuyéndose en varias nuevas, cuya inestabilidad deberá encontrar una nueva condición de equilibrio y lo hará apoyandose y ensamblando nuevas variables de su medio.

Cabe en este contexto pronunciar que la enfermedad sistémica, mas alla del juicio de valor a priori, no es más que un mecanismo de aceleración del cambio, un dispositivo que contribuye de manera mediata a un nuevo estado de cosas o al fortalecimiento del mismo de manera indirecta.

Es decir que la noción de enfermedad, antes que una condición opuesta a su salud, es tal como Georges Canguilhem la presenta, una nueva normatividad, una normalidad con caracteristicas creativas: norma diferenciante pero igualmente sistemática.

Dentro de los antemencionados límites de tolerancia, y sin necesariamente desencadenar tal proceso normativo, una variable puede moverse flexiblemente para contribuir a que el sistema global del que es parte consiga a cada momento la adaptación a un medio.

En su rango de tolerancia encuentra así su espacio de fluctuación, más o menos determinado, más o menos restringido, más o menos necesario, y hará uso de éste como mecanismo responsivo a los cambios en su medio, también variable.

En dicho rango, en la medida en que se halle mas o menos cerca de su propio baricentro, una variable encuentra condiciones mas o menos ‘confortables.’ He aquí su determinación historica, que no es una situación ni es una forma, sino una zona indiscernible, situada dentro de un rango.


04. PARADOJAS DEL CONSERVAR Y DEL CREAR

Esta determinación no es ni tan predecible en terminos deterministas, ni tan objetivable en terminos mecanicistas, ni tan dependiente de la mirada del observador en terminos subjetivistas.

Ni es obvia, única y fatal en terminos historicistas, ni inmaterial en terminos metafísicos, ni genéica en téminos puristas, ni neutral en terminos puritanistas, ni insíida en téminos higienistas.

Es simplemente ‘confortable,’ es decir consistente a cierta rutina local construida o continua con cierta estabilidad global adquirida. Y es tambien plural, en tanto variable en un rango y responsiva cuantitativa y cualitativamente a la variabilidad del medio en que se encuentra.

Cuando dicha variable adopta un valor cercano a dichos limites, el sistema adquiere la condición e tension o nerviosismo material, una situación de inestabilidad cerca de la cual pierde flexibilidad, es decir comprime su margen de variabilidad y por tanto reduce su capacidad de tolerancia.

Ante tal condición la sensibilidad al cambio en un sistema crece. Este se vuelve sobre-restringido, cauteloso, moderado, conservador. Se ‘endurece’ prematuramente alrededor de una configuración que adopta a priori, como medio de resistir al cambio externo antes de su existencia de hecho.

He aquí un primer modo de conservadurismo, un conservadurismo reactivo y débil, que busca la supervivencia de los sistemas en condiciones hostiles y desesperadamente, un conservadurismo que busca refugio en el establecimiento de la forma y que renuncia a la vitalidad sistémica para procurarse un modo penoso y estérilmente durable de estabilidad. He aquí tambien un modo inmediato aunque poco durable de creatividad, que es derivado de la misma debilidad y que funciona mediante solidificacion y autoenajenacion, el recurso a una inmediata autonomía formal y discursiva.

Con el objeto de mantener su balance, un sistema debe por lo tanto ejercitar su flexibilidad haciendo uso de ella, ponerla en juego de modo constante. Cabe notar aquí la idea de constancia o persistencia de la diferencia, derivada del hecho de ejercitar un rango de variabilidad para perpetuarlo en el tiempo, asegurando una estabilidad sistémica mayor.

Esta diferencia puede ser entendida ya no como la desviación inutil o irracional de un estándar, como anomalía, irregularidad o accidente, sino como el ejercicio de una variabilidad inmanente, en tanto que potencial de cambio no comprometido de modo directo con una función o varias.

Tal diferenciación involucra un incremento progresivo de la información sistémica, así como su despliegue y ejercicio. Tal despliegue de ‘diferencia en espera,’ tal acumulación de diferencia se llama redundancia.

Y he aquí un segundo modo de conservadurismo, latente y paradójico, un conservadurismo activo, vital y poderoso, que hace uso y ejercicio del rango de variabilidad para constituir poder mediante el incremento de redundancia, un conservadurismo que goza activamente del desperdicio y lo utiliza como medio creativo, un conservadurismo de la abundancia o de la exhuberancia, que en su reverso, implícita o latentemente, es temeroso de un potencial de cambio. Y de ahí su motivación.

En ambos modos de conservadurismo se podría decir que algun potencial de cambio de grado está siempre presente. Si el primer modo de conservadurismo reacciona a su presencia ‘actual’ por reducción a forma (según una idea inerte de forma), el segundo lo hace a su presencia ‘virtual’ mediante el ejercicio de la variabilidad interna (según una idea activa de forma).

Dicho potencial de cambio de grado se manifiesta entonces actual o virtualmente como diferencial sobre una rutina de variacion en un caso anulándola por completo, en el otro acentuándola.

Y según lo antedicho, tal cambio de grado es capaz de generar un cambio de clase. Ambos modos de respuesta estan destinados a evitarlo, y lo hacen mediante otro modo de cambio de clase.

Resumiendo, un sistema no sólo no puede asumirse invariable (y mucho menos naturalizar la invariabilidad como grado cero originario o ‘esencial’), sino que elige al menos entre tres diferentes modalidades de cambio: un cambio de grado activado por diferencias externas, que es capaz de eventualmente generar un cambio de clase, via enfermedad y mutación, y dos modos de conservadurismo que tanto evitan dicho cambio de clase como producen otro.

El primero opera mediante el colapso de una variabilidad en un cambio de clase sistemico disparado externamente e impredecible en sus efectos. El segundo, mediante la produccion de forma o cambio de clase hacia la ausencia de vida. El tercero, mediante el ejercicio de la diferencia de grado o el incremento de la variabilidad vital al punto de generar novedad desde dentro.


05. GIMNASIA DE LA DIFERENCIACION Y MAQUINICA DE LA REDUNDANCIA

Es entonces con el objeto de evitar su prematuro endurecimiento que un sistema se ve desafiado a moverse de modo constante y ejercitar su diferencia, aunque, cabe aclarar, este movimiento sistémico no es literal como en las arquitecturas móviles de los sesenta o los sistemas interactivos de los noventa.

El movimiento sistémico no es figurativo ni figurable, sino mas bien variabilidad interna de una organización sometida al cambio potencial: toda una gimnástica de la diferenciación, según la cual el proceso de generación supera la condición de procedimiento (es decir un mecanismo o método de proceder de un sujeto-autor) y adquiere un carácter procesual en sí, en cuya sistemicidad el sujeto participa e interviene desde dentro.

Asi, no se trata del movimiento de los objetos ni de una variación responsiva a condiciones externas que es figuralmente reconocible. Tales sistemas ‘aparecen’ como variables objetualizadas y son en realidad objetos inertes con un movimiento adosado a ellos. En realidad tales sistemas son aparatos de representación del movimiento y en definitiva solo refuerzan la falsa dualidad entre movimiento y estaticidad.

Mas bien, y mas acá de cualquier figuración del movimiento de sus objetos, un sistema que desee perpetuarse (simplemente durar) debe conservar, sino expandir, la variabilidad de sus variables mediante la diferenciación organizativa, sea desactivando sistemas externos que hagan un uso parasitario del rango de variación de sus variables, sea robusteciéndolas internamente a traves del ejercicio de la diferencia y su uso constante.

La diferencia es entonces no sólo deseable en términos artísticos per se, ni necesita ser sustentada por una mistificación de la idea de creación, en tanto agente autoproclamado liberador, o según un sentido común acerca de la importancia de la particularidad. Mas bien tal diferencia es sustentada por una mezcla, tanto o más inasible pero altamente material, entre una necesariedad efectiva de las organizaciones de evitar su cristalización por un lado, y una necesariedad potencial de evitar exigencias mas alla de sus límites operativos.

Será de todos modos necesario (útil y productivo) establecer a qué fines, o mejor dicho en qué direcciones se dispone la diferencia como instrumento, o mejor dicho como fuerza. Y sin embargo estas direcciones que no son meramente utilitarias, o al menos no necesaria ni inmediatamente. La pregunta es para qué se construye la historia material en el sentido de hacia qué y hacia cuántos públicos, con qué margen de duración y con qué espectros de durabilidad, con cuántos y con qué modos de supervivencia.

Y de hecho antes de tal especulación sobre los fines-instrumentos o sobre las direcciones-fuerzas (actuales o potenciales), lo que parece imprescindible es reconocer la presencia, necesariedad, y características de una gimnástica de la diferenciación organizativa, cuyo contenido no es una mera adjetivación del contenido de un sistema, y por ello dispensable, sino su contenido mismo, su sustrato material y su sustancia como medio (es decir, de qué está hecho), y su medio de adaptación y conservación (es decir, de qué es capaz).

La gimnástica de la diferencia en las variables mantiene vivos a los sistemas y los perpetúa, incrementa su capacidad de supervivencia a las fuerzas de su medio a priori, sin ideología de por medio, sin metafísica, y expanden su propia capacidad de ejecutar fuerzas sobre dicho medio para aspirar a transformarlo. La gimnasia de la diferencia se constituye así como la sustancia receptiva y mediadora de los sistemas, y como su fuerza.


06. CATEGORIAS

A tal expansión de la noción objetual de los sistemas según una teoría sobre los complejos sistémicos abiertos y nolineales le corresponde la reformulación de toda una serie de categorías históricamente sedimentadas que tradicionalmente describen a las organizaciones arquitectónicas como entidades físicas y reducen sus atributos en tanto tales.

Tipologías, figuras, configuraciones, formas, iconos, signos, metáforas, programas, piezas, objetos, materiales históricos e incluso los materiales en el sentido mas literal de la palabra requieren de una ruptura conceptual y de una fragmentación categórica, asi como una amplia reformulación de sus contenidos y de sus roles.

Estas categorías han sido convencionalizadas en un proceso ‘débil’ de endurecimiento sistémico, reforzado mediante el aprendizaje por repeticion, y naturalizadas en la jerga arquitectónica tanto como en los lenguajes comunes, en el manipuleo y en el uso mas directos de los materiales tanto como en la idealización más distante o en la teoría arquitectónica más sofisticada.

Y cada una de ellas require una reformulación, pero una que no derive en un nuevo juego de palabras pseudo-conceptuales, agregando confusión, acentuando la indiscernibilidad conceptual e incrementando su ineficacia, no consiguiendo por ello desnaturalizadas ni volverlas mas operativas, sino menos.

Mas bien su condicion nominal debe ser ‘salteada toda junta’ en un movimiento simple, desplazando su nominalidad y reevaluándolas según su performatividad, es decir moviendo los conceptos del estado sustantivo al verbal, y volviéndolas activas.

Su pluralidad de todos modos estará alli, asi como su reducción. Pero se tratará de una pluralidad conceptual efectiva y factual, una pluralidad de acciones y haceres, mas que una cuasipluralidad de entendimientos, lecturas o interpretaciones de objetos.

Asi, las categorías sistémicas son multiplicidades activas, direcciones o vectores de acción: la pregunta es qué ‘hacen’ (como y cuanto) y no qué ‘son’ las cosas.

La descripción de una organización arquitectónica resulta entonces, en el contexto de un complejo sistémico, del ensamblaje de una serie de relaciones decodificadas (y simuladas) en tanto performances, y recodificadas (y actualizadas) en tanto variables materiales mas o menos estables. Atributos activos, parámetros cuantificables.

Las categorías sistémicas varían entonces en modalidad y en grado, antes que en tipo (que se vuelve un subproducto y un nuevo estado primitivo). Los subsistemas son mas o menos de cierta manera, son cualidades cuantificables cuya variación puede ser mensurada y puede ser puesta en relación con otras, constituyendo relaciones causa-efecto como las que mencionábamos.

Por ejemplo, la variación de una caracteristica de un subsistema, como su espesor, puede resultar como la respuesta cuantitativamente precisa y cualitativamente adecuada (por ejemplo en terminos de protección), aunque variable, a las variaciones en una caracteristica de otro subsistema externo, por ejemplo la variación de temperaturas.

Y su interés, mas allá de su precisión y su adecuación, residirá en el hecho y en la medida en que sea capaz de generar cualidades mayores (y de otro tipo) al entrar en consonacia con otras variables, en el hecho y en la medida en que sea capaz de generar nuevas tendencias hacia el exterior, contribuyendo a mantener un proceso activo-creativo ‘en movimiento’, o bien en el hecho y en la medida en que sea capaz de generar inestabilidades internas inesperadas.

Tal deterritorialización de la objetualizacion historizada de los sistemas hecha por tierra convenciones lingüísticas, construcciones semánticas e ilusorios aparatos de sentido, que en la práctica aparecen naturalizados, salvo que sean útiles a simular su performance. O mejor dicho, los posterga hasta encontrarles un mejor destino.

Así los tipos o modelos arquitectónicos cuya organizacion se halla bloqueada en una serie de nominalidades, figuraciones, mecanismos representacionales, simbologías, no importa lo sofisticado que sean, no importa la cantidad de estratos históricos que carguen sobre sus hombros, pueden ser de este modo reseteados en tanto sistemas de relaciones abstractas y dinámicas, desmantelando así (sin necesariamente desechar) una serie de idealizaciones inútiles y una solidez poco instrumental, en la mayoria de los casos paralizantes.


07. INSTRUMENTOS

Paralela a tal reformulacion categórica es necesaria una igualmente radical reconstitucion de los instrumentos descriptivos. La geometría se emancipa para ello de su carácter ilusoriamente territorial (los ejes x/y/z) resultante de reconstruir lo absoluto como sistema referencial para reemplazar lo real con una idealidad geométrica convencionalizada y altamente restrictiva.

Tal idealidad en la representación espacial debe ser reconstituida mediante instrumentos relacionales entre los atributos de diferentes subsistemas, instrumentos que establezcan y medien en su interdeterminacion, que permitan su mutua relatividad, y que articulen el manejo sistematico de la contingencia.

Se trata de armaduras o andamiajes topológicos más que representaciones absolutas y aparentemente físicas. No es tanto el límite o el borde de las cosas el material a representar ni su relacion con ejes idealizados como una reducción de las cosas mismas en términos de características materiales abstraidas, localizadas y cualificando el baricentro de su masa.

Se trata de vectores, y no de líneas, de nodos y no de puntos, de superficies topológicas y no planos. Se trata de vectores con característica activa y no de lineas cuya característica gráfica (limitada usualmente al espesor o ‘valor,’ o al color) funciona como la representación simbólica de algo. Se trata de nodos que se vuelven lineas, proliferan como multiplicidades de líneas, y constituyen estructuras virtualmente materiales.

Tales instrumentos son capaces de describir condiciones sistémicas segun variables mediante la variación de su geometría interna y relacional, y sus cualidades geométricas fluctuan cuantitativamente en mas o en menos junto con ellas.

Su medida no es absoluta e independiente sino relativa y consistente a todas sus otras medidas de la misma índole. Su escala, asi como los patrones que genera mediante ella, es ambigua y contingente. Y su status es difuso y oportunista, o mejor dicho virtual.

Estos instrumentos tienen una doble manifiestación: como visualizaciones de patrones o tendencias colectivas, y como organizaciones de multiplicidades, oscilando entre una y otra según una ambigüedad productiva que es idéntica al status difuso anterior.

Y no dependen de la exactitud métrica, obtenida segun un ideal externo de determinación y articulada según un sistema absoluto de referencias, sino que construyen progresivamente precisión mediante el ajuste de la carga cuantitativa operando sobre su topología como variación.

Tales armaduras encarnan estados mas o menos virtuales en una organización, median el proceso de generación, y otorgan medio a un trabajo de variación continua, similar al cincelado de un escultor, al tejido de un crochet o a la carga material en la constitución de una pintura.

Incrementan determinación progresivamente y mediante su material geométrico. Y en este sentido podría decirse que no son meramente instrumentos (cuyo fin les seria externo o estratégico), sino que son dispositivos o mejor aun armas para un proceso de constitución de ideas por diferenciación material.

La relatividad entre geometrías funciona asi como modo de ensamblaje, aunque no es este un ensamblaje collagístico sino un proceso ‘indexico’. Sus materiales no son entonces figuras criticadas u objetos encontrados, sino construcciones geométricas internamente relacionadas y abiertas a relaciones multiples. Y dichas relaciones no están constituidas por montajes por borde ni destinadas a la producción de shock, sino que constituyen armazones topológicos destinados a la integración y a la coordinación.

El ensamblaje sistémico se constituyen de ese modo como una colectividad topológica variable, capaz de construir organizaciones según simulaciones precisas aunque mas o menos inestables de complejos como los anteriormente introducidos, andamiajes organizativos que ponen variables en relación, las sostienen juntas, y dirigen su colaboración.

Tal es la condicion del diagrama, material primordial y sine qua non de la complejidad sistémica.


08. ALGUNAS CAUSAS ILUSORIAS PERO UTILES

No quisiera ponerme más abstracto. O mejor dicho, antes de ponernos mas concretos sobre las categorías e instrumentos de una teoria arquitectónica de los sistemas complejos quisiera pronunciar algunas de las condiciones de relevancia de tal procedimiento, que aunque ilusorias, pueden sugerir algunos niveles de sentido en la inmediatez de la práctica contemporánea.

Por empezar pareceria relativamente evidente que una agenda de complejidad sistémica es relevante en condiciones de cambio urbano veloz, y en el contexto de una inestabilidad operativa tal como la que experimentamos en las últimas décadas.

También parecería que la incertidumbre (y en muchos casos el cuestionamiento) acerca de cuál es realmente nuestro expertise, o la fragilidad sobre nuestro espacio de necesariedad social y productiva, asi como la inconsistencia creciente en paralelo sobre las características especificas de nuestro campo de destreza, otorgan pertinencia a una reconsideración sobre nuestros medios.

Y que la indeterminación respecto de a quién le sirve nuestro trabajo y la ambigüedad e insustancialidad de con qué propositos, o incluso la mera posibilidad de ser reemplazable por otros medios (industriales, tecnológicos o ingenieriles) que aparecen como muchísimo más efectivos, tambien reclaman un pensamiento sobre la necesidad de un cambio de paradigmas.

Y por último, parecería que la variabilidad de estos tres grupos de condiciones involucra una serie de aspectos asociados y no por ello menos urgentes: la siempre sorprendente y cada vez mayor ‘ansiedad’ en las demandas, los cambios repentinos en los programas y presupuestos, y la invención misma de nuevos programas, la ampliación continua del espectro de escalas de la práctica, las cada vez mas tensas (y muchas veces nuevas) condiciones sociales, legales y ambientales de determinación, la creciente exposición a ámbitos de producción foráneos o desconocidos, la diversidad de dominios con los que la práctica se comunica y su dependencia de ellos, la expansiva cantidad de mediadores, consultores y prácticas (que inicialmente se insinuan desde una cierta superfluosidad pero en un lapso de unos pocos años se vuelven claves), y su contracara, la creciente vulnerabilidad y superfluosidad de lo que tradicionalmente entendemos como conocimiento disciplinar.

En este contexto no es suficiente con replantear problemas de forma. O bien la idea misma de forma debería ser reconfigurada para volverse menos pesada y mas dócil, mas flexible y mas responsiva.

Y por otro lado tal empresa corre el riesgo secundario de obligar a la disciplina a perder su consistencia epistemológica y volverse meramente heterónoma, objeto ‘pasivo’ del proceso de determinación, mera técnica, mera tecnología, mera infraestructura.

Aunque tal riesgo es tambien una oportunidad, la de vincularse ‘de hecho’ y expansivamente con la producción: volverse medio y dispositivo mediador. Tal ocasión implica renunciar a cierta idea (y a la idealización de la idea) de autonomía, aunque promete los beneficios de la implicación.


09. ARCAÍSMO DE LA COMPLEJIDAD SISTEMICA

Pero insisto, mas alla de su aparente contemporaneidad tales procesos han estado siempre alli. Y asi tambien la complejidad sistémica como modelo operativo. Solo han adquirido una velocidad, unas escalas y unas condiciones de producción sin precedentes, que hacen que la disciplina (tal como mucho antes otras disciplinas) deba por fin renunciar a su condicion de representación.

Siempre estuvieron alli, tal vez en procesos mas invisibles, sea por lo extremadamente grande, sea por lo extremadamente pequeño. O bien porque nuestros instrumentos de percepción no dejaban verlos, o porque nuestra capacidad de conceptualización no permitía reconocerlos, salvo intuitivamente, y mucho menos estudiarlos.

Por ejemplo, estuvieron presentes en todos aquellos procesos urbanos informales o inconscientes, en los mercados ilegales, en los asentamientos informales y en las comunidades autoorganizadas, en la autoconstrucción y en la arquitecturas sin arquitectos, en los paisajes productivos, en la construcción de catedrales, en todos los procesos arcaicos pero recurrentes de formación de contextos arquitectónicos, en la tradición, en el oficio, en el craft.

Estuvieron presentes en los procesos de transformación de gran escala espacial o temporal, en los procesos sociales en un sentido antropológico, en los procesos infrastructurales en un sentido geológico, en los procesos políticos en un sentido animal, en los procesos urbanos en un sentido regional.

Solo que los modelos en funcionamiento para involucrarse con su violencia, su ubicuidad, o su inasibilidad fueron tradicionalmente intuitivos y basados en un conocimiento artesanal, sustentados en la tradición oral, categorizados como bajo-culturales, no-inteligentes o a-críticos, y solo valuados en tanto alternativos, inconscientes, o cuasinaturales.

Se podria esbozar que la inteligencia (‘an-exacta’) de dichos procesos siempre estuvo ahí, pero que no existían modelos suficientemente desarrollados ni medios suficientemente difundidos para reconocerla, racionalizarla (provisoriamente) y sistematizarla. El modelo cibernético y el medio computacional se manifiestan en este contexto, nuevamente, como un vehículo a la vez pertinente y eficaz.

Y he aquí una nueva condición, seguramente igualmente ilusoria, que hace que si bien no pueda decirse que dichos procesos sean predecibles u ordenables en un sentido absoluto (ya que son inmanentemente impredecibles), permite que sean trabajados como sistemas con reglas propias y organizables desde dentro de su dinámica.


11. ORGANIZACIONES ABIERTAS

Tal es el contexto que otorga niveles de sentido contemporáneo (para quien lo necesite) a un trabajo con sistemas complejos. Y tal es el contexto en el que se sitúa la investigacion que les voy a mostrar a continuación sobre la laguna de Venecia.

Integran procesos y tambien técnicas que históricamente han modulado y participado en la modelación del paisaje, en tanto cuerpo literal de conocimiento, es decir en tanto cuerpo arquitectónico dinámico, gigante, metahumano, modelado por fuerzas que se desenvuelven segun un intento colectivo y altamente inconsciente de mediar procesos naturales de gran escala y volverlos infraestructura.

Dicho contexto trasciende lo urbano en muchos niveles (y esta serie de potencialidades sea tal vez mas interesante que las razones ilusorias que puedan otorgarle sentido en la cultura contemporánea).

En términos de escala estos proyectos se parece mas a los urbanismos premodernos (genéricamente entendidos como nostálgicos de un estado premetropolitano mistificado) y a los regionalismos ingleses a la Patrick Geddes sin tener por ello su mismo rol historico.

En términos de tiempo se presentan como arcaísmos veloces y como construcciones colectivas aceleradas, procesos de siglos que serían llevados a cabo en unos pocos años, asumiendo la capacidad de disponer de grandes territorios en muy pocas manos y superan las formas de poder políticas, legales y de gestión tradicionales.

Su modus operandi trasciende las condiciones que dan sentido al urbanismo tradicional e hipotetizan, junto con el proyecto mismo, un modelo en red de relaciones de decisión, simple y genérico en lo global, tortuosa e intrincado en lo local, según un sistema generativo, proyectivo, evolutivo y de gestión modelados como un medio ecológico de colaboración y sinergia.

La organización de dicho medio operativo, tanto como la organización del proyecto mismo, es entendida en si misma como un modo de vida en los términos antes introcidos, es decir como una serie de modos de comportamiento que se simulan segun una serie de modalidades de relación que interactuan entre si y con el medio, creciendo, evolucionando, adaptandose y decayendo, o mutando en otras formas de operar.

Asumen que las organizaciones, tanto las sociales como las naturales, pueden ser concebidas ya no como grupos ensamblados de relaciones entre sistemas materiales y dominios de expertise meramente inertes o pasivos, estratificados, especializados y jerárquicamente ordenados, formateados segregadamente y con autonomía sino como medios sinergéticos.

En un sentido mas amplio, entienden el problema de organización arquitectónica como medio, plataforma y sistema de intercambio y mediación, capaz de absorber demandas e internalizarlas y mediarlas materialmente en forma de diferenciación mediada de sus variables y según un medio diagramático mensurable y progresivamente ajustable.

Asimismo introducen determinaciones en ellos a modo de feedbacks y a modo de coordinaciones donde la suma de las partes es mas que mera agregación y coexistencia, siendo no solo colaborativas sino mediadas por una maquinación interna que crece con ellas y a traves de ellas según un proceso material de aprendizaje.

Funcionan así como máquinas abiertas, dinámicas y fluctuantes, y constituyen complejos sistémicos no-impositivos, mediadores de información que se sostienen mediante la diferenciación, e interactuan con otros mediadores que sobreviven del mismo modo.

Resulta evidente que el problema de la determinación en lugar de disponerse como un absoluto operando desde fuera y estratégicamente, debe ser distribuido e intercalado entre medio de los procesos de diferenciación sistémica. Tal movimiento, podría entenderse, requiere un cambio en los modelos, en los medios y en los procedimientos. Y no sólo en los objetos.


12. PARADIGMAS Y MODELOS

Parece obvio: la velocidad de los procesos de desarrollo territorial presenta no solo diferencias cualitativas en los condicionamientos sino tambien nuevos espacios de oportunidad, forzando el desarrollo de proyectos y de los sistemas que los producen en paralelo, e instrumentos geométricos consistentes a ambos, y a la vez maleables y robustos, de modo de no sólo darle solución objetual a un nuevo tipo de problema, solución metodológicamente improvisada e intuitiva y estéril en su sistemática.

Tradicionalmente el desarrollo urbano se estrategiza, seteando objetivos generales (mas o menos indefinidos) y medios (pocas veces mediados como tales) para instrumentarlos. De los mecanismos de zonificación a las regulaciones inmateriales sin cuidado por cuestiones de forma como tales, al masterplanning o a la práctica del diseño urbano como diseño de objetos arquitectónicos grandes y programados sacados de una u otra paleta tipológica de edificios contemporáneos rediseñados, el urbanismo solo provee de aproximaciones lineales al proceso de determinación. O bien de aproximaciones indefinidas o definidas vaga o ambiguamente, siempre moviéndose de lo estratégico a lo físico con mayor o menor heteronomía, con mayor o menor determinismo, de tal manera que lo real es siempre un factor reducido y limitante (y solo particularizadamente constitutivo) de lo posible. Tal arrogancia nunca ha sido demasiado interesante.

Se trata mas bien de constituir condiciones de tratamiento de lo real ya no en términos de posibilidades ideales a las que se opone la realidad material sino como un complejo sistémico virtualmente material, mediante una armazón que integra variaciones sistémicas segun un modelo único y simple, pragmático pero sistemático, producido cada vez con el proyecto, generándole modos de coexistencia sistémica y de colaboración productiva.
En lugar de ideas y negociación, genio y compromiso, perfección y resignación, nociones que necesariamente involucran la pérdida de información como condición del proceso de desarrollo, este debe crecer en complejidad constantemente y utilizar los campos de determinación y restricción como mediadores en el paso iterativo de generalidades organizativas a diferenciaciones, y viceversa.

Así es como un proceso constitutivo de objetivos múltiples, y en principio sin jerarquias, promueve y fuerza la emergencia de nuevos modos de orden, impensables sin este proceso, pero irreducibles a este.

Segun tal modelo, el desarrollo urbano ya no resulta de la aplicación sino de la maniobra entre fuerzas en el tiempo. Es determinación no de objetos sino de mediadores entre causas y efectos. Modela ensamblajes no figurales sino dinámicos, mediante el gobierno de loops de intercambio de información.

Los modelos ecológicos y evolucionarios resultan aquí particularmente relevantes, ya que exceden el problema de la pérdida de la diferencia mediante la incorporación ávida de demandas en un cuerpo operativo crecientemente inteligente, que desarrolla conocimiento aplicado mas que aplicar conocimiento.

Tal modelo se desarrolla mientras se desenvuelve, y a medida que absorbe información. Opera con técnicas de interposición y no de imposición. Posiciones idelógicas a priori o teleologías son así reemplazadas por la navegación consistente a traves de la consistencia.

Asi, la persistencia de los cinco pilares del urbanismo moderno son superados y reabsorbidos: la dificultad de transponer información a traves de las escalas, la compartimentación de campos de expertise y especialización de tareas, el involucramiento con fuerzas que operan antes de lo físico, el control de los procesos mediante la anticipación, y su regulación según mecanismos espacializados de determinación directa y lineal.


13. LANDSCAPE URBANISM: UNAS MAQUINAS CUASI-ECOLOGICAS

Los proyectos que les mostraré son sampleos de un intento más o menos sistemático de involucrarse con sistemas complejos y volverlos sino técnicamente controlables al menos dirigibles según un marco disciplinar consistente.

Se trata de una investigacion que tuvo una serie de precedentes en proyectos que dearrollamos a mediados y fines de los noventa, con otros arquitectos de Buenos Aires como Martin Ibarlucía, Sergio Forster, Pablo Eiroa, Gabriela Cárdenas, Carla Capparelli y otros, así como en colaboraciones posteriores que desarrollamos con Sebastian Khourian en Londres, pero que sólo empezó a formalizarse como aparato teórico y metodológico en el año 1999 en la Architectural Association, a traves de un programa de Master en Landscape Urbanism, al que dimos comienzo por esa fecha y desarrollamos por cinco años.

Este trabajo que ahora continuamos en otras prácticas docentes y en mi propia práctica fue mutando en dos direcciones: una para llamarla de algun modo neotipológica (a la que llamo protocología) y la otra neocollagística (que involucra el estudio de sistemas complejos ubicuos), que buscan reabsorber aspectos de la cultura de los setenta y ochenta que me parece quedaron en el camino innecesariamente.

En ese estado está este trabajo, y por eso me gustaría que lo vean como un material no de lo que estoy haciendo en este momento, sino mas bien como un mini documento histórico.

Incialmente la investigacion del programa se concentró en criticar y disolver las siguientes presuposiciones:
- por un lado la noción de que lo social, lo económico y lo ambiental contienen lógicas mutuamente excluyentes y sus prácticas aparecen con conflictos de agenda y diferencias irreconciliables en terminos técnicos y de marco operativo,
- segundo el prejuicio extendido de que los desarrollos urbanos contemporáneos inherentemente introducen trastornos sociales, degradación natural y/o deterioro de los recursos en sus contextos inmediatos o mediatos,
- finalmente la tradición de que el urbanismo se autorestringe a proveer proyectos, regulaciones, modelos y dispositivos destinados a la fisicalización de procesos y organizaciones humanas (sociales, politicas, culturales o económicas)

la investigación explora los potenciales de disolver dichas presuposiciones a los tres niveles mencionados:
- considerando la segregación de lógicas y dominios de expertise como un campo desperdiciado de colaboración creativa, o malinterpretando cuestiones operativas de coordinación y codependencia sistémica segun modelos de diálogo y consensuación,
- considerando a la iniciativa privada de desarrollo como un factor decisivo capaz de dirigir fuerzas transformadoras de interés público, más que detenerlas, segun la incorporación de agentes de determinación en un medio único de integración, del cual se beneficiarían,
- considerando los dominios de producción que participan en estas lógicas divergentes como capaces de no solo coexistir y aceptar restricciones legislativas sino de integrar activa y productivamente procesos, materiales y técnicas naturales de organización,

Con la asunción de que tales rigideces son sólo derivadas de convenciones y de la falta de medios y de expertise disciplinarmente transversal, los siguientes proyectos proponen suelos disciplinares caracterizados por la trans-disciplinariedad, e insinúan una práctica de la dependencia mutua, la colaboración productiva y la consecución de modos superiores de integración sistémica, donde nuevas oportunidades para la complejización del desarrollo urbano pueden ser canalizadas con precisión técnica.


13. ‘coastlines’

Les presentaré ahora una serie de proyectos que ilustran tal modo de operación. Trabajan en el contexto de la Laguna de Venecia como sistema natural, infraestructural y urbano entendido a escala regional y estableciendo comunicación territorial entre networks globales y una serie mas o menos abarcativa de networks locales.

Mas allá de alcanzar sostenibilidad entre ellos, los proyectos fueron desafiados a producir saltos cualitativos a nivel tipológico y el despliegue tecnológicamente asistido (usualmente tecnologías básicas) de los sistemas naturales, asi como su integración en piezas complejas y dinámicas de infraestructura pobre.

Los proyectos fueron desarrollados como tercera investigación en una serie llamada coastlines, que exploró los potenciales y las limitaciones en el desarrollo y management de áreas costeras en Europa, particularmente en el Mediterráneo.

La banda costera de Europa, ademas de sumamente rica y variada cultural y paisajísticamente fue utilizada como oportunidad particularmente precisa para pensar en proyectos en situaciones donde la coexistencia de una amplia gama de ecologías y economías y una alta diversidad de dominios y escalas de desarrollo generan procesos complejos de cambio constante y veloz.

Imágenes y descripciones de proyectos:
- Fleet Landscape, Adriana Porta
- Lagoonal Forest, Caterina Padoa Schioppa
- Soft Edge, Sarah Gibson
- Infraurbanism, Jose Arnaud
- Wetland Drive, Eduardo Rico


14. CONVOLUCION Y REVOLUCION!

El rol del arquitecto aparece aquí como el de un generalista cuyo medio de especificidad transversal es capaz de moverse a traves de determinaciones, demandas, requerimientos y limitaciones disímiles, a las que entiende como gradientes de interacción entre variables e integra en sistemas complejos, mediándolas mutuamente a traves de un filtro prearquitectónico, su plano de consistencia.

Su trabajo se vuelve hasta cierto punto similar al de un programador que computa, procesa y interdetermina información, y desarrolla modos de interacción coordinados en un marco operativo constituido como un entorno virtual mediante el que gobierna por loops de retroalimentación y determina arquitecturas nuevas por mediación sistémica.

Su operatividad ya no puede aspirar así a imponer una racionalidad única y coherente, si es que esto alguna vez fue interesante, sino más bien dirigirse a hacer uso de la fertilidad de las fluctuaciones subsistémicas, interponiéndoles técnicas que medien en una racionalidad multiple y plural, construyendo una efectividad mas amplia que aquella de la estrategia general, y abriendo la posibilidad de una verdadera creación colectiva, sin nostalgias, sin consensuación.

Nuestra práctica asume hoy por un lado que el diseño, planeamiento, implementación y construcción de un proyecto de desarrollo de gran escala son un problema arquitectónico, tanto como que los problemas tradicionalmente considerados como autónomos y disciplinares se vean reconfigurados segun una lógica sistémica compleja.

El hecho de que el proyecto arquitectónico sucede en el tiempo es tan verdadero para uno como para otros, y la evidencia de su reducción a espacialidades y materializaciones inertes no hace más que volver urgente el hecho de que se vuelve necesario el desarrollo de diagramaciones abiertas y ágiles, integrando la compleja interacción de variables a la que la evolución del proyecto se halla sometido, y volviendo dicha interacción una fuente de creatividad material.

Sin colapsar en mera posibilidad ideológica y sin declinar en falsos desafíos utópicos, la creciente velocidad en los sistemas de desarrollo parece no solo permitir sino crear las condiciones para un salto a la complejidad.

Tal oportunidad debe ser técnicamente mediada, como con un filtro que administra información, programa respuestas, genera novedad, evalúa performance, coordina colaboraciones, establece y regula protocolos de intercambio, construye lenguajes topológicos de comunicación y modula la expresión y la inflexión de nuevos tipos organizativos.

El modelo de complejidad sistémica hace uso de las cascadas de información entre dominios de produccion, campos de practica y escalas de intervención, con el supuesto objeto de asegurar la supervivencia de los lugares, y con el secreto deseo de engendrar revoluciones materiales desde la convolución de determinaciones.

Así, en lugar de perpetuar el modelo de producción que entiende lo genérico como opuesto a lo específico, es decir trascendente, neutral, y distanciado de lo contingente, lo accidental y lo local, la operatividad de los sistemas complejos se basa en la idea de que lo genérico se constituye mediante la abundancia de lo específico y se alimenta de sobredeterminación.

Este tipo de operatividad es claramente diferente de la noción de proyecto maestro o regulador. Funciona a traves del control directo de la variación organizativa mediante gradientes y del control indirecto sobre los resultados de su interactividad con otras mediante el manejo de su fluctuación.

Tal operatividad no es preconcebida como un ideal que encaja o se sitúa en un contexto perdiendo informacion o comprometiendo ideas, sino que es generada como potencial desde la exageración sistemática de la especificidad de un contexto sistémico.

Esto involucra toda una ética del exceso, una maquínica de la redundancia, y una política de la exageración.


Ciro Najle. Buenos Aires. Junio 2008.